viernes, 29 de enero de 2010

Huevos de Pascua

Si en este instante imaginas media docena de huevos decorados con lunares, estrellas y líneas de colores… borra esta imagen de tu mente.


Hoy quiero hablar de los huevos de Pascua, si… pero de los huevos de Pascua del siglo XXI, huevos que nos “hablan” y que contienen cosas interesantes, huevos tecnológicos o interactivos que podríamos decir… y es que hace un tiempo sin quererlo ni saberlo me tope con uno.


Para mi fue todo un descubrimiento, primero porque no conocía la existencia de este tipo de huevos, y segundo porque tampoco esperaba encontrar nada similar en aquel lugar. Pascual ha perdido la cabeza… ¿no? ¡esperad un poco! ¿Qué son estos huevos? y… ¿dónde están?


Pues no recuerdo el día exacto… pero hace algún tiempo que adquirí uno de los dvd más esperados… Watchmen, recuerdo que lo comenté aquí mismo, y también recuerdo que lo comenté sin verlo, error…Y vosotros diréis… ¿Qué tienen que ver los huevos de Pascua con Watchmen? ¿Y con los dvd?


Seguro que todos tenemos un dvd cerca, y si no lo tenemos seguro que sabemos como funcionan este tipo de soportes. A diferencia de las antiguas cintas estos últimos suelen contar con pantallas de presentación, los archiconocidos menús. En ellos solemos encontrar enlaces a la película, a escenas, extras, créditos, filmografías de actores y directores, etc…




Resulta muy sencillo moverse por estos menús interactivos: adelante, atrás… ahora a la derecha… a la izquierda… pues bien… hay algo más. Algo que está ahí y que seguramente muchos no sepáis. Ese algo son los dichosos huevos… y ¿qué contienen?, extras… muchos extras… desde el trailer original, pasando por videos musicales, juegos e incluso escenas eliminadas o nunca vistas.


¿Cómo encontrarlos? Muy sencillo… solo hay que hacer lo que nunca hacemos, movernos de forma aleatoria y sin sentido. Es decir… si en nuestro menú tenemos extras hacia la derecha y opciones de audio a la izquierda pulsemos en nuestro menú la opción de arriba… o abajo… movimientos inusuales que esconden una gran cantidad de secretos.


Decir que no todos los tienen, pero si la gran mayoría (sobre todo los nuevos). Todo vale… desde películas de animación, bélicas, de autor o de Disney, todas pueden esconder un huevo, o incluso más de uno.


Suerte y paciencia.


¿Tenéis un dvd cerca?

lunes, 25 de enero de 2010

La del bueno de Frank

Alguna vez me han preguntado eso de… “¿Y cuando empezaste a coleccionar cine?” o eso de… “¿Y como fue?”. Todo tiene su pequeña historia y esta no iba a ser menos, aunque hoy lo que me gustaría contaros es cual fue mi primera película, la primera adquisición. La historia, con vuestro permiso, la dejo para otro momento.


Tenía entre 11-12 años y entre las muchas aficiones con las que consumía mi tiempo estaba la de acercarme al quiosco de mi calle y ver que fascículos, revistas, libros, cromos o discos habían traído. (“Pascual, no muevas las cosas de su sitio”).


Me interesaban los deportes, videojuegos, mascotas, cómics, dinosaurios, minerales, decoración (volver a leer), numismática y mil cosas más… entre ellas el cine, por supuesto.


Recuerdo que uno de los sábados en los que me quedaba a dormir en casa de mis abuelos pasó algo que me quedaría marcado para siempre. Eran algo más de las doce de la noche y mis abuelos se habían dormido en el sofá. Entonces empezó una película.


En ella salía un señor de rostro pálido y raya “en medio”, vestido con calcetas, cuello recto y larga capa. El señor era Bela Lugosi y su personaje… “Drácula”.


Quedé realmente impactado, supongo que más por el terror que transmitía su mirada que por su interpretación. El caso es que nunca conseguí olvidar la dichosa cinta.


El lunes siguiente, y después de las clases de la tarde fui a mi “biblioteca comercial” y supervisé todas y cada una de las baldas, encontrando algo que no esperaba.


Una cinta, un VHS, una portada muy fea y un precio muy alto. Leí….“Drácula, de Bram Stoker”. Dirigida por Francisc Ford Coppola”. Pues no me suena… pero bueno… ¡es Drácula! y encima la nueva, seguro que es mejor…


Mes y medio tardé en recoger el dinero para pagar la cinta (1.000 pesetas), la última que quedaba…


Quité el envoltorio por el camino y comprobé que todo estaba en orden… la ilusión era tremenda, mi primera cinta original, no como esas que grababa de la tele con la publi cortada, sin intro ni créditos, todas negras e iguales…


Llegué a casa, metí la cinta en la boca del vídeo y espere a que pasara la pantallita azul… unos minutos después aparecía el conde (Hopkins) ataviado con una interminable capa de un rojo intenso, hasta el moño de joyas y con el citado moño más cerca de la ensaimada que de la milhoja.


“¿Este quién es?”, “Bienvenido a mi morada… soy el conde Drácula”, “Ahhh, vale…”.


Después aparecían las “compañeras” del conde. Tres vampiresas desnudas (algo es algo), sedientas de “sangre” y todas de peluquería… quité la cinta, volví a leer la portada… “Drácula, de Bram Stoker” y la dejé en las estantería junto a algunas películas Disney.


La cinta la sigo teniendo, pero hace unos días la compré en dvd (por eso de la parejita). Todos merecen una segunda oportunidad, y más tratándose del bueno de Frank.


Ayer la ví (3 Óscars)… y volví a reencontrarme con “el conde”. La misma capa, las mismas novias y el mismo peinado… la vi enterita, de principio a fin, sin descanso, sin tregua…


Hoy descansa entre Aladdin y Hermano Oso…

lunes, 18 de enero de 2010

Servir frío

Hace unos días vi una cinta que no veía desde hace algunos años, aunque da igual, con mi memoria seguro que no la recordaría de un viernes a un sábado.


La cinta habla de éxito, de infidelidades, de poder, de deporte, de sexo e incluso de política… un pequeño conglomerado de notas y lecciones sobre la vida escenificadas por uno de los directores más respetados por nuestra querida factoría hollywoodiense, pero sobre todo por todos los amantes del séptimo arte, nuestro Woody Allen. Curioso “personaje” al que debo una entrada mesurada y mínimamente decente, no como esta…


Es una de esas películas en las que se relatan las vidas de varios personajes, cual de ellos más particular, mezclando todos a lo largo de la trama.


Es curioso, las películas de Woody no suelen ser muy “comunes”, cuentan historias extrañas empleando para ello a personajes extraños, pero el fondo de sus ideas es tan real y tan “nuestro” como los ternos de los lunes por la mañana.




En esta cinta podemos identificarnos con un personaje, incluso puede que con dos, pero sobre todo podemos identificarnos con los sucesos y las decisiones que influyen en la vida de los mismos.


Nos habla de la vida. La abre en canal y saca todas y cada una de sus virtudes y defectos para mostrarlas tal y como son. Sin tapujos ni sentimientos.


Nos habla de la suerte. Ese punto de inflexión que puede hacernos felices o desgraciados en una milésima de segundo sin que nadie ni nada pueda remediarlo.


Poder, sexo, defectos, virtudes, suerte… cortar en pequeños trocitos, mezclar en un cuenco de piedra, dejar en la penumbra de una olla a presión durante 124 minutos, después abrir con prisas y servir frío con un cucharón de madera… Match Point.



lunes, 11 de enero de 2010

Crónicas de Dourmes (VI)

Quedaban unas horas para comer. Guardé mi reproductor en el bolsillo, cogí mis gafas de sol y salí de mi habitación camino de una pequeña excursión por los alrededores del poblado.


Al pasar por el salón cogí una manzana de una cesta de mimbre que había en la mesa, una pequeña, para el camino.


Al tiempo que la guardaba en el bolsillo de mi chaqueta mi padre entraba al salón, se cruzó conmigo sin mediar palabra y después…


- ¿Dónde vas?

-

- Te he hecho una pregunta, ¿dónde vas?

- ¿Desde cuando te importa donde voy?

- Esto no es Madrid.

- No, no hace falta que lo jures.

- Leica, no empieces.

- ¿Cómo que no empiece? ¿Por qué tengo que estar aquí? ¡No!, ¿Por qué estamos aquí? ¿y mis amigos? ¿y mi instituto?, ¿tu trabajo?, papa… ¿qué hacemos aquí?

-

- ¿Papá?

- No te alejes demasiado, pronto pondré la mesa.


Juro que intenté dar un portazo, lo juro, pero no pude, la puerta pesaba demasiado.




Salí a la calle y comencé a caminar hacia el norte, hacia el bosque.


Me crucé con dos personas, la primera una anciana que tendía una pequeña colada de trapos que parecían más sucios que limpios.


La segunda un señor que fumaba una pipa apoyado sobre la pared de lo que parecía un corral.


No me quitaron el ojo de encima en ningún momento, aún pasados unos metros sentía sus miradas en mi espalda. Que sensación más desagradable, no me gustaba sentirme observada.


Aceleré y saqué mi reproductor, todo con tal de aislarme de aquel lugar, también de su gente…


Con paso firme llegué a la entrada del bosque. Cientos, miles, millones de ramas y arbustos formaban un conjunto enrevesado de naturaleza que parecía más muerta que viva.


Por un momento me recordó a ese tipo de bosques protagonistas en tantos y tantos cuentos e historias para niños, causantes de los más severos castigos y protagonistas de los más notables escarmientos.


Miré hacia atrás, Dourmes seguía igual de pequeña, gris, triste… recuerdo que me puse mis gafas de sol, también recuerdo que sonaba el solveig’s song de Grieg. Comencé a caminar…



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Bueno, aquí acaban estas crónicas. Seguiré escribiéndolas hasta acabarlas (espero) pero lo haré sin publicarlas. Una vez acabado el escrito lo llevaré a la papelería a que le den forma y lo enviaré a quien lo desee, bien en papel o en electrónico.


El motivo de no publicarlas todas en el blog es que de este modo, trocito a trocito, ocupa muchísimo tiempo, además de que de una semana para otra se pierde el hilo de la historia.


Aprovecho para desearos un feliz año a todos/as, los días 31 y 1 tuve un lío tremendo en el móvil (se avecina un cambio de operadora ;)) y estuve unos días sin tener cobertura. Muchos me dijeron que me enviaron un sms, yo juré a otros muchos que les envié otro. El lio fué de campeonato...